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Posts Tagged ‘economia’

Tras las «diez ideas para salir de la crisis» y «el curso de aparcacoches a distancia«, nuestro kitautoinstalablepara salirdelacrisis inicia un nuevo capítulo dedicado al apasionante mundo de la filología (la cabra tira pal monte, dicen).  Recordando el mal llamado Siglo de Oro español (en esos tiempos el oro ya andaba por Bélgica y demás tierras cerveciles), comenzaremos por los neologismos que en estos tiempos de hambruna laboral tanto amplían nuestro campo léxico y en consecuencia nuestro universo mental.  Y es que señores, este verano lo que se lleva es desearse unas… ¡Felices staycations!

«La Real Academia, y el español en general, ya pueden ir poniéndose las pilas. El inglés, siempre varios pueblos más ágil a la hora de crear neologismos conectados con la realidad social, está enriqueciéndose a pasos agigantados con términos relacionados con la crisis.

O más que el inglés, el mediático, que es el idioma con el que escriben los blogueros y las redactoras de revistas femeninas. Estas últimas nos regalaron ya hace un año el adorable recessionista, híbrido de «recession» (crisis) y «fashionista». Una buena recessionista, nos enseñaron, es aquella que no compra, sino invierte. En piezas «atemporales» como un bolso Birkin o una gabardina Burberry. Cómo esos bienes compensan la «inversión» -¿cede la gabardina un 50% de sus derechos de imagen, a lo Cristiano?- es algo que no llegan a explicar. Si notan cierto picor o irritación en el área occipital al oír recessionista, esperen a esta: funemployed. La conjunción de «fun» (diversión) y «unemployed» describe a aquellos que disfrutan como nunca de su tiempo libre mientras/porque cobran el paro. Es funemployed aquel que aprovecha sus meses en el dique seco para viajar por Asia/explorar su pasión por la guitarra/aprender submarinismo con la seguridad de que su educación, su familia y su clase social en bloque le aseguran otro trabajo cuando se acabe el fun del unemployement.

No todos llegaremos a ser funemployed, pero sí estamos a tiempo de disfrutar de unas divertidas staycations, o sea «vacaciones en las que no se va a ninguna parte«….

Escrito hoy por Begoña Gómez en el diario ADN.

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1. Regalar el tabaco a los parados, para que mueran lo antes posible, y prohibirlo entre todo aquel que esté cotizando a la Seguridad Social.

2. Con el objetivo de garantizar que los pensionistas del futuro puedan cobrar un subsidio, volar Benidorm con todos los jubilados españoles dentro.

3. Debemos motivar el estudio en los jóvenes, ya que el futuro está en sus manos. Distribuir entre los colegios videos de Magdalena Álvarez con el rotulo: “Si no estudias, puedes acabar así”.

4. Todas las crisis económicas mundiales hasta la fecha se han saldado con una guerra mundial. Así pues, debemos potenciar desde ya el gasto armamentístico. No será fácil, ya que la gente tiene enormes prejuicios contra los conflictos bélicos. Habría que generar alguna excusa de cara a la opinión pública, como la recuperación de la Guerra Civil, dado que tenemos experiencia y el ambiente social ya está preparado.

5. Cambiar el modelo de negocio español. Apostemos por jóvenes emprendedores con innovadoras líneas de negocio dispuestos a cobrar 600 euros al mes con contrato de prácticas.

6. Dejemos de subvencionar estupideces, ya que las estupideces siempre encuentran la manera de materializarse aún sin dinero público.

7. Debemos impulsar sectores económicos de riesgo, tales como ser filósofo licenciado en Valladolid o el periodismo independiente.

8. Potenciemos nuestros reclamos turísticos. Propongo abrir un Museo Guggenheim en todas las ciudades que den asco y repetir la Feria de Abril en julio y noviembre.

9. Carece de sentido que en España tengamos tantos periódicos. Podríamos abaratar costes haciendo un solo periódico con las siguientes secciones: extrema derecha, derecha, centro e izquierda moderada.

10. Debemos invertir en las generaciones futuras. Para enriquecer la sociedad es fundamental que los jóvenes aprendan a pensar por sí mismos lo que el poder quiere que piensen. Sólo así conseguiremos una sociedad del bienestar.

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Después de «Ubú Rey» y «Largo viaje hacia la noche»,  Àlex Rigola vuelve a la Abadía con esta comedia apocalíptica escrita por Richard Dresser. Una obra que estará en Madrid hasta marzo y que hace gala del lema de este teatro: «El placer (humor) inteligente».  ¡MUY RECOMENDADA!

Reproduzco parte de la entrevista que me concedió Àlex Rigola con motivo de su estreno.

  • ¿Qué es lo que sucede en «Días Mejores»?

Estamos en la difícil Nortamérica de finales de los 80. Un grupo de personas se queda sin trabajo porque la fábrica donde trabajaban no realizó una buena restructuración tecnológica y tiene que cerrar. La sociedad sin ética en la que viven busca el dinero fácil por encima de todo y ellos no son distintos, así que acabarán quemando coches para cobrar los seguros. Pero la crisis capitalista también les llega a ellos: se les acaban los coches que quemar…

  • Parece una historia muy reconocible…

Totalmente. La situación del país es el reflejo de lo que se cuenta en la obra: no hay dinero para investigación y educación; nos hemos dedicado a vivir del turismo y de la especulación inmobiliaria.

  • ¿Cómo son los personajes?

Sobreviven obviando su dramática situación económica. Llega un punto en que no tienen ni siquiera mubles para quemar. Viven en condiciones mínimas que son normales para sus parámetros. En esto reside lo cómico del a obra: son personajes que parece que no tocan la realidad. Su historia es muy sencialla, lo complejo es el momento histórico en el que viven.

  • El autor, Richard Dresser, ha definido esta obra como post-paranoica…

Creo que Dresser se refiere a ese vivir con normalidad una situación tan cutre y al límite. El contexto es muy similar al de la serie: «My name is Earl»: contemplamos la América más profunda, tan alejada del famoso sueño americano.

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No quepo en mí de gozo ¡entiendo de declaración de sociedades, fraudes y «paquetes veneno»! No, no me he vuelto una fanática del Equipo A, es el máster de gestión cultural que estoy haciendo. Una verdadera maravilla tanto en contenidos como en la capacidad que está teniendo de abrirme los ojos.

Hoy en clase no hemos encontrado una explicación más clara de la «misteriosa» crisis financiera  que la que se da en el programa inglés The Last Laugh. Parece que no, pero esos «paquetes» ya están haciendo que cambie de marca de yogures y que ponga el coche en punto muerto cuando voy cuesta abajo… ¿No os morís de curiosidad? Realmente fantástico.

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En estos confusos tiempos de crisis, donde el país que se proclama el garante del liberalismo monta una loca farsa intervencionista. En estos tiempos confusos…EE.UU anuncia sin vergüenza: ¡Arriba el mal, arriba el capital!

¡Qué diría ahora la señora Thatcher…!

Y el fervoroso Mariano tiene un sueño…

En estos tiempos confusos, déjese usted de ideologías y teorías políticas. Que no estamos hablando de superávits ni de excusas para invadir ilegalmente un país. Que hablamos de economías serias, ¡leche!

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Visto y devorado esta mañana, en el Diario Público…

ANTONIO OREJUDO// ¿SOY YO O ES LA GENTE?

En Madrid los autobuses tenían cobrador. Se sentaba en la parte trasera con un armatoste plateado, dotado de extraños botones y una manivelita, a la que había que dar una vuelta completa para que saliera el billete. El Metro tenía un trabajador encargado de abrir y cerrar las puertas. Iba en el primer vagón, protegido por unas barras metálicas, leyendo novelas del Oeste, de Marcial Lafuente Estefanía. En cada estación sacaba el cuerpo, comprobaba que todos los viajeros habían entrado y salido, hacía sonar un pito, y accionaba varias veces la palanquita hidráulica que cerraba las puertas. Y con esos trabajos, que hoy resultan imposibles, mantenían a sus familias.

Sector servicios
Si hoy existieran esos empleos, no creo que ningún español los desempeñara. Hace tiempo que los camareros son ecuatorianos, los electricistas argentinos, los fontaneros cubanos y los albañiles ucranianos. Algunas veces me pregunto en qué trabajan los españoles. ¿En qué trabaja hoy aquel camarero de mi barrio que gritaba al fondo hay sitio, y que me ponía sobre la barra de cinc, antes de que la pidiese, una caña fría, perfectamente tirada, y una banderilla? No es que yo añore como el ex ministro Arias Cañete a ese camarero español que recitaba tan bien la lista de raciones. No. Simplemente me pregunto en qué trabajan ahora todos los que trabajaban antes en este enorme sector de servicios llamado España.

Injusticia
Pensaba en todo esto después de que Corbacho, el de los fuertes antebrazos, dijera que, dado el paro que hay, las contrataciones en origen iban a tender a cero. No sabía yo que la culpa del paro la tuvieran los extranjeros. Hasta el otro día pensaba que los extranjeros de lo que tenían culpa era de la delincuencia. A ver si lo he entendido bien, querido Corbacho, y querido Miguel Sebastián, el que todo lo sabe y se mete en todo: la cosa es que hay un montón de españoles que darían su vida por limpiarme la taza del váter, hurgar en el desagüe de la ducha y barrerme las pelusas de debajo de la cama, pero como una maldita ecuatoriana ha usado sus influencias para quedarse con ese preciado puesto de trabajo, resulta que tenemos a una puta extranjera limpiándome la mierda mientras que un honesto español se queda en paro.

Españoles primero
¿Lo he entendido bien? Pues si esto es así, contad conmigo, amigos ministros, para esta nueva cruzada que tú bordaste en rojo ayer. Ni un extranjero más secando el pis en los baños de carretera, ni un extranjero más recogiendo tomates en los invernaderos de El Ejido. Que lo hagan los españoles. Coño.

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Escucho volviendo del curro, en Radio Nacional, que el Consejo de Ministros de la Unión Europea discute hoy el sistema con el que vamos a clasificar a los inmigrantes en el futuro. Sí, sí, como cuando en el colegio discutías de si había que organizar los cromos de fútbol por nombres o por equipos… Se está barajando la posibilidad de que haya “tarjeta azul” para los extracomunitarios altamente cualificados. A esos sí los queremos poner en el álbum. El resto lo va a tener crudo para poner los pies en la civilizada Europa.

El problema es definir los criterios para determinar que un inmigrante está “muy cualificado”: ¿Que tenga tres carreras y ocho másters? ¿Que sirva las tazas de café en un tiempo récord y sin derramar una sola gota para no disgustar a Cañete? ¿O que sea un portento de hombre para, como Corbacho, tener un nombre muy televisivo y llegar a ministro sin ningún tipo de estudios?

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